Sabin Arana Avenue

Hace ya unos meses en la comunidad científica no se hablaba de otra cosa, la polémica había saltado a nivel mundial. James Dewey Watson, Premio Nobel de Medicina, había afirmado que los negros son menos inteligentes que los blancos. Las críticas fueron tan duras como justas y el referido doctor tuvo que abandonar varios de sus cargos honoríficos y suspender sus actos y citas públicas.

Más tarde, él mismo reconoció que no hay base científica alguna para tal afirmación, el Homo Sapiens es una especie jovencísima, todos los humanos descendemos de una antecesora común que vivió hace 100.000-200.000 años, el grado de variabilidad genética todavía es muy pequeño, y además es imposible valorar únicamente de forma genética todo un constructo como la inteligencia.

Pero así como nuestro “eminente sabio” recibió su merecido, existen otros ámbitos geográficos y culturales que parecen conformar un ecosistema más confortable a planteamientos de la misma especie que los del doctor, incluso habitats donde la tal especie ha pasado a ser dominante, al igual que el Tiranosaurio imperaba el Pangea.

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