Pprisioneros del dilema

   

El pasado Mes de Febrero, John Nash, premio Nobel de Economía, advertía a los candidatos a liderar el partido demócrata useño, Hillary y Obama, que aplicaran el famoso dilema del prisionero a sus cuitas, y que dejaran de competir fieramente entre los dos y pasasen a cooperar, pues de lo contrario el gran beneficiado de sus egoístas estrategias será el rival de ambos, McCain.

 

            A primera vista parece no tener mucho sentido, ya que la forma de cooperación que el sugería para romper el dilema es que acordaran acudir juntos a las elecciones, uno como futuro presidente y el otro como potencial vicepresidente, y con ello ¿no estaríamos aquí ante un nuevo dilema? ¿Cómo eligen quien irá por la presidencia?. Y además, con está competencia, larga y durísima, si las heridas no son mortales, ¿no estará el vencedor muchísimo mejor dotado que el candidato republicano para el recio fragor de la gran batalla final?. Y todo ello, sin contar las impagables horas y horas de publicidad gratuita en todo tipo de informativos y programas televisivos, que llevará en su bagaje el ganador demócrata.

 

            Pero vengamos al terruño. Apliquemos el dilema del prisionero al actual panorama peperiano. El dilema descarnado, en su dimensión más íntima, parece ser el siguiente: Aguirre jura y perjura que no se presentará al cargo de Presidenta del partido, pero es sabido que si lo hará si Rajoy integra en su equipo a Alberto Ruiz Gallardón. En la otra celda, el barbudo Rajoy no ha decidido todavía si acoger a Gallardón entre sus pretores, pero sin duda lo hará si Aguirre opta a la presidencia.

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Búlgaros en la derecha.

La prensa diaria concede al discurso de Esperanza Aguirre de ayer en el Foro ABC la más alta consideración en sus primeras planas, y no tanto por lo que explicitamente expresa, que no es en absoluto leve, sino por lo que todos los medios han interpretado que sugiere.

Y lo que sugiere, no es otra cosa que Esperanza Aguirre estaría dispuesta a presentar su candidatura a la presidencia del Partido Popular en el Congreso Nacional de Junio, y que en estos momentos se hallaría tanteando los necesarios apoyos para llevarla a efecto.

Sinceramente deseo que lo logre, como desearía que lo hiciese de una vez por todas Alberto Ruiz Gallardón, o Francisco Camps. Como desearía que tras un debate de ideas, proyectos y equipos entre todos los candidatos, las bases eligieran por mayoría a uno de ellos, y como desearía que una vez elegido uno de ellos, todo el partido se pusiera a su disposición como una sola persona.

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